
La importancia del trabajo de Gore es su radio de influencia. Hay gente que actualmente dirige instituciones públicas y privadas que lo escuchan y pueden entrar en acción para frenar la crisis del clima.
Su labor es encomiable y trasciende en todos los aspectos de la vida social, política y económica de este país.
Su sola presencia es un desafió político para el gobierno de Bush, quien no solamente le robo la presidenciaa Gore, sino que no tiene una política decisiva sobre la crisis del clima.
Mientras tanto en el mundo las catástrofes naturales como Katrina cobran victimas que aun no encuentran una solución a sus vidas, que cambiaron para siempre. Y a nivel mundial los países en vias de desarrollo ven inundadas sus vidas de violentos tsunamis y huracanes sin precedentes en la historia climatologica de sus países.
Las elites políticas siguen negando el tema y postergando decisiones cruciales para enfrentar el problema de calentamiento de la tierra. En la corte suprema recientemente se discutió el tema pero los conservadores temen afectar a las industrias y no manifiestan una intención para luchar contra el problema.
Sin embargo en el capitalismo no siempre se espera que las cortes entiendan un problema para resolver un problema y las compañías de seguros de EE.UU. ya se dieron cuenta que existen pruebas científicas suficientes para demostrar que el calentamiento va generar una crisis en clima que a convertidlo las costas de Estados Unidos como un riesgo para su negocio de seguros. Por lo tanto se han retirado de estos mercados. La industria inmobiliaria ha visto con sorpresa como gigantes de seguros como All State se han retirado y las propiedades de la costa, especialmente del este de EEUU, estan en manos de pequeñas y medianas empresas de seguros. Mas claro no canta un gallo. Ya no hay garantías.
La antártica esta descongelándose. Las especies animales están en peligro. El futuro de nuestros hijos esta amenazado inexorablemente.
Los expertos afirman que desde comienzos de siglo la temperatura se ha incrementado en 0,5 grados centígrados como consecuencia de la continua emisión de gases a la atmósfera.Lo que provoca la crisis del clima. La radiación infrarroja del sol se queda retenida en el ambiente, ocasionando un calentamiento de la superficie terrestre y de la parte inferior de la atmósfera.
Actividades humanas comunes, como la quema de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas- y la destrucción de bosques, se han convertido en las principales causas de la emisión a la atmósfera de dióxido de carbono (CO2), el gas más peligroso en la generación del calentamiento de la tierra. Según los especialistas, la producción energética provoca además, a nivel mundial, el mayor consumo de combustibles fósiles; claro está que con diferencias importantes entre unos países y otros. Por ejemplo, si un ciudadano norteamericano provoca por sus altos niveles de consumo la emisión de cinco toneladas de CO2 al aire cada año, los registros de un europeo o un japonés varían entre dos y tres toneladas, respectivamente, por las 0,6 toneladas de un chino y las 0,2 toneladas CO2 de un hindú. Asimismo, las últimas mediciones reflejan que más del 90% del dióxido de carbono presente en la atmósfera procede de Europa y USA.
Deforestación, una de las causas de la crisis del clima
Hace pocos años, se pudo probar que la deforestación es una de las causas de mayor relieve en la emisión de dióxido de carbono y metano a la atmósfera, y que esta situación se agrava progresivamente por la rápida desaparición de selvas tropicales (antes ocurrió algo similar con los bosques templados de los países desarrollados). El problema radica en el esencial papel que desempeñan estas grandes masas de materia vegetal, al equilibrar la cantidad de CO2 en la atmósfera, a modo de sumideros del carbono.
Según el último informe de Greenpeace, la Tierra pierde cada año 11,2 millones de hectáreas de bosque virgen, una superficie similar a la extensión que suman Andalucía y la Comunidad Valenciana. Y advierte de que sólo queda vivo el 22% de los bosques originarios del planeta, cuando todavía el ritmo de destrucción sigue siendo muy superior al de recuperación: cada dos segundos, según la misma fuente, se pierde una superficie boscosa equivalente a la de un campo de fútbol.
Los bosques siguen bajo la amenaza de diversos frentes. La industria maderera, la expansión agrícola, la lluvia ácida... influyen negativamente en la capacidad de absorción de los bosques de los excesos de CO2. Y si las actuales extensiones de bosques en el mundo no han sido suficientes para detener la progresiva acumulación de CO2, todo hace indicar que esta situación se agravará en un futuro debido a la continua destrucción de la masa boscosa, que debería aumentar de forma significativa para que el problema se redujese.
Otros factores negativos para el efecto invernadero son el metano (la agricultura, la silvicultura intensiva y la deforestación favorecen su emisión), la minería de carbón, los escapes de gas en gasoductos, así como los clorofluorocarbonados (CFC) y sus derivados, procedentes principalmente de la industria.
El calentamiento será continuo
Los especialistas estiman que si la tendencia continúa como hasta ahora, entre los años 2030 y 2050 la atmósfera contendrá el doble de gases invernadero que a mediados del pasado siglo. Y según los climatólogos, esto provocará que el calentamiento de la Tierra aumente de promedio entre 1,5 y 4,5 grados centígrados, en función de las zonas. En el trópico, por ejemplo, aunque este calentamiento será leve, se prevé que habrá alteraciones importantes en la cantidad y frecuencia de las lluvias.
En esta línea, los científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) han demostrado que si no se pone remedio inmediatamente, la Tierra se encamina hacia un período de cambio rápido y continuo del clima, caracterizado por un calentamiento global. De hecho, el mínimo aumento de la temperatura del planeta, de 1,5 a 2 grados, que se calcula en el escenario más optimista, traería consigo, según estos expertos, una subida del nivel del mar y la consiguiente desaparición de ecosistemas costeros. Además, las reservas de agua dulce se verían seriamente afectadas, se alterarían los patrones de pesca y aumentarían algunas enfermedades. En definitiva, todos los habitantes del mundo sufrirían estas consecuencias negativas, especialmente quienes viven en territorios vulnerables por la escasez de sus recursos naturales.
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