En los últimos años, Connecticut, Maine, Iowa, Massachusetts y Vermont, han adoptado leyes donde se permiten uniones civiles entre personas del mismo sexo, con todos los deberes y derechos incluidos, entre ellos el de poder adoptar niños.
Hasta la fecha, 4 Estados han aprobado el matrimonio gay y 43 lo han prohibido, 29 de ellos a través de enmiendas constitucionales.
California, uno de los Estados más progresistas de la Unión, se ha convertido desde el año pasado en otro de los grandes caballos de batalla de los defensores del matrimonio homosexual. El Supremo de este Estado legalizó los matrimonios gays el año pasado. Los ciudadanos votaron a favor de declararlos inconstitucionales el pasado 4 de noviembre, aprobando una enmienda a la Constitución estatal que define las uniones matrimoniales como intrínsecamente heterosexuales. Sin embargo, el Supremo debe decidir ahora si una votación por mayoría simple es suficiente para enmendar la Constitución.
De momento, sólo Rhode Island, Nueva York y la ciudad de Washington reconocen los matrimonios gays oficiados en otros Estados.
Las leyes en favor del matrimonio gay son un extraordinario paso adelante en el campo de los derechos humanos y la cultura de la libertad que muestra, de manera espectacular, cuánto y qué rápido se ha modernizado esta sociedad. Recordemos, que hace unos cuantos siglos los homosexuales eran quemados en las plazas públicas en España. Y todavía en los tiempos de la dictadura fascista de Franco, la homosexualidad era considerada un delito y reprimida como tal.
La legalizacion del matrimonio gay es un acto de justicia, que reconoce el derecho de los ciudadanos a elegir su opción sexual en ejercicio de su soberanía, sin ser discriminados ni disminuidos por ello, y que reconoce a las parejas homosexuales el mismo derecho de unirse y formar una familia y tener descendencia que las leyes reconocen a las parejas heterosexuales. Aunque esta medida constituye un desagravio a una minoría sexual que a lo largo de la historia ha sido objeto de persecuciones y marginaciones de todo orden, obligando, a quienes la conformaban, a vivir poco menos que en la clandestinidad y en el permanente temor al descrédito y al escándalo, ella no bastará para cancelar de una vez por todas los prejuicios y falacias que demonizan al homosexual, pero, sin la menor duda, constituye un gran avance hacia la lenta, irreversible aceptación por el conjunto de la sociedad -por la gran mayoría, al menos- de la homosexualidad como una manifestación perfectamente natural y legítima de la diversidad humana.
La ley, como era lógico que ocurriera, ha tenido adversarios encarnizados y ha generado movilizaciones diversas, Pero todas las encuestas de opinion son inequívocas un 53% de los neoyorquinos aprobaría el matrimonio gay
Los argumentos contra el matrimonio gay no resisten el menor análisis racional y se deshacen como telarañas cuando se los examina de cerca. Uno de los más utilizados ha sido el de que, con esta medida, se da un golpe de muerte a la familia. ¿Por qué? ¿De qué manera? ¿No podrán seguir casándose y teniendo hijos todas las parejas heterosexuales que quieran hacerlo? ¿Alguien, con motivo de esta nueva ley, va a forzar a alguien a no casarse o a casarse de manera distinta a la tradicional? Por el contrario, la ley, al permitir a las parejas gays contraer matrimonio y adoptar niños, va a inyectar una nueva vitalidad a una institución, la familia, que -¿alguien no lo ha advertido todavía?- padece desde hace ya un buen tiempo una profunda crisis en la sociedad occidental, al extremo de que, contabilizando el número de divorcios que crece cada año y la multiplicación de parejas de hecho que rehúsan resueltamente pasar por el altar o por el registro civil, hay quienes le auguran una obsolescencia irremediable. La paradoja es que, probablemente, sólo entre los homosexuales, que, como todas las minorías perseguidas desean ardientemente salir del gueto en que la sociedad los ha confinado, despierta la familia esa ilusión y ese respeto que en un número muy grande de heterosexuales, sobre todo entre los jóvenes, parece haber perdido. Por eso, no hay ninguna ironía en decir -yo lo creo firmemente- que es muy posible que, dentro de veinte o treinta años, las familias más estables las descubran las estadísticas entre los matrimonios gays.
Un prejuicio idéntico sostiene que los niños adoptados por parejas homosexuales sufrirán y tendrán una formación deficiente y anómala, ya que un niño para ser "normal" necesita un padre y una madre, no dos padres o dos madres. A esta afirmación dogmática y sin el menor sustento psicológico, ha respondido Edurne Uriarte de manera inmejorable: un niño lo que necesita es amor, no abstracciones. También padecen de una ceguera contumaz quienes no se han enterado de que, entre las parejas heterosexuales, cada día se descubren casos atroces de violencias ejercidas contra los niños, y, entre ellas, sinnúmero de abusos sexuales. Que los padres sean hetero u homosexuales no presupone de por sí nada; cada pareja es única y puede ser admirable o tiránica, amorosa o cruel en lo que concierne a la educación de sus hijos. Y también en este campo cabe suponer que entre quienes han luchado tanto por poder adoptar niños, ahora que lo han adquirido, asumirán este derecho con ilusión y responsabilidad.
En verdad, detrás de todos estos argumentos no hay razones, sino prejuicios inveterados, una repugnancia instintiva hacia quienes practican el amor de una manera que siglos de ignorancia, estupidez, oscurantismo dogmático y retorcidos fantasmas del inconsciente, han satanizado llamándolo "anormal". En verdad, la ciencia -la biología, la antropología, la psicología, la historia, sobre todo- ha puesto las cosas en su sitio ya hace tiempo y establecido que hablar de "anormalidad" en el dominio de la vocación sexual de los seres humanos es riesgoso y alienante. Salvo casos extremos, que entrañan criminalidad, y que de ninguna manera se pueden identificar con una opción sexual específica, en el universo del sexo hay variedades, una constelación de vocaciones y predisposiciones de las que de ninguna manera da cuenta cabal la demarcación entre heterosexualidad y homosexualidad, pues se refracta y multiplica en el seno de cada una de estas grandes opciones, como ocurre en tantos otros campos de la personalidad individual: las aptitudes, las preferencias, los gustos, las incompatibilidades, las facultades físicas e intelectuales, etcétera.
La discriminación y persecución del homosexual fue, en ciertos periodos, ha sido tan feroz como en la Alemania nazi, donde en las cámaras de la muerte de los campos de concentración perecieron muchos millares de homosexuales. También en el Gulag soviético padecieron y murieron gran número de seres humanos cuyo único delito era practicar una opción sexual que la "ciencia comunista" del temible Pavlov consideraba una perversión "urbano-burguesa". Carlos Franqui cuenta en alguna parte que, cuando él, como director del diario Revolución, asistía a los consejos de ministros de Cuba, a principio de los años sesenta, Fidel y sus lugartenientes preguntaron a los "países hermanos" qué política aconsejaban para enfrentar "el problema homosexual". La respuesta de la China Popular de Mao Tse Tung fue la más meridiana: "Ya no tenemos ese problema. Los fusilamos a todos". Sin llegar a esos extremos, Fidel creó las UMAP (Unidades Movilizables de Apoyo a la Producción), es decir, campos de concentración donde eran acarreados homosexuales de ambos sexos junto con criminales comunes y disidentes políticos.
Han sido las sociedades democráticas, impregnadas de cultura liberal, como los países escandinavos y los Estados Unidos, donde se ganaron las primeras batallas contra la discriminación de los gays y donde, poco a poco, se les ha ido reconociendo tal cual son: seres humanos normales y corrientes cuya opción sexual debe ser aceptada y reconocida como perfectamente legítima por el conjunto de la sociedad.
No se trata de persecusiones, afrentas o el derecho legítimo de la soberanía. Es verdad que vendrá el día del juicio, pero muchas almas deben tener claro el plan de la Salvación. Hay muchos falsos Cristos que puede ser que hayan matado, quemado y violado la vida de estas personas, es decir, religiones bastante lejanas a lo que vino a decirnos Jesús (no sólo a occidente y a oriente,a todo el mundo).
ResponderBorrarMuchos se podrán escudar en que no creen en Dios, y se acepta, y algunas sectas también han incurrido en prácticas deplorables y decadente, esto es, matar a personas y seres humanos por tener relaciones que sobresalen al prototipo jerarquizado en las sociedades.
Pero la verdad es que el hombre fue creado por un propósito. En un principio estuvo solo, y por ello Dios creó a la mujer. ¿Por qué no creó a otro varón? Fue por alguna razón.
Todos sabemos esto, que si bien en la forma es raro, al menos rescatemos el fondo.
El hombre siempre a estar siendo seducido o tentado al pecado, y no hay que creer para saberlo, pues hay cosas buenas y malas. Por sentido común, en última instancia, lo podemos sentir. De allí que vienen perturbaciones, cosas fuera de lo que ha sido establecido para adentrarse en lo común y mentalidad.
Dios es amor, pero no ama el pecado. Él creó las criaturas de esta tierra, pero con un propósito que cada uno deberá escoger: La puerta estrecha y el camino angosto, o la puerta ancha y el camino ancho igualmente. Dios no nos obliga a matar a otro para conseguir esto ni exige que pongamos una pistola a otro en la cabeza para hacerle creer algo que no lo puede hacer.
Lo que quiero decir, como cristiano, es que tolero y acepto, como humano, que convivan los homosexuales y lesbianas, pero hay alguien mayor que nosotros que en un día no muy lejano lo hará. Hay advertencias y la sangre de Jesús ha sido derramada, lo que no fue en vano: Los pecados de mañana, del próximo año ya han sido perdonados, pero para quienes se arrepienten y se niegan a sí mismos. En este sentido, renunciar a mentir, matar, etc., pero también orgías, glotonerías, sexo anal, oral u otras situaciones que a muchos les desagrada admitir. El que tiene oidos para oir, que oiga. Dios quiere que todos los hombres sean salvos, pero tal vez algunos no podrán renunciar a lo que tienen y seguir a Jesús. Espero que todos lo hagan algún día, pero es personal.
Por último, la familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Así lo reconocen muchos ordenamientos jurídicos. ¿Qué hubiese pasado si tú, que estás leyendo, hubieses tenido un padre o madre homosexual, o dicho de otro modo, si tus padres no te hubieren concebido por ser homosexuales y nunca se hubiesen enamorado o tenido relaciones?
Seguramente no existirías, pero gracias a Dios estás vivo para grandes propósitos y no desperdiciar algo tan grande en las pasiones de la carne. No se trata de un voto de castidad como interpreta la Iglesia Católica o lo que le pasó a Pedro, pero Dios nos dice que mejor nos preocupemos de las cosas de arriba y no las de este mundo. El gozo y la paz que otorga Dios por medio de su amor,no tiene valor, y un alma vale más que todos los tesoros del mundo.
El Derecho renonoce la Seguridad Jurídica; bajo los ojos del Derecho, no sé qué tan conveniente sería aceptar este cambio en el Derecho Civil, más aún que algunas normas podrían resultar contradictorias e inconstitucionales respecto de la Carta Fundamental de un Estado.
Se lo dejo al criterio del legislador. Los que quieren luchar contra algo que sienten que no es lo mejor para sus vidas, sólo les digo que se acerquen a Jesús.
Dios les bengida, A TODOS.
Dios les bendiga.
ResponderBorrarLa causa del divorcio es la falta de amor. Este se confunde con sexo.
ResponderBorrar"Y amarás al prójimo como a tí mismo". Si no te amas a tí mismo, es evidente que cuando te cases y veas que la persona que está a tu lado tiene tantos defectos como los tuyos, te querrás separar.
dicen se ha hecho justicia, pero son necios, por lo cual tambien Dios los entrego a la inmundicia, en las concupisencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos, ya que cambieron la verdad de Dios por la mentira (segun justicia para ustedes),honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador el cual es bendito por los siglos amen.
ResponderBorrarPor esto Dios los entrego a PASIONES VERGONSOZAS, PUES AUN SUS MUJERES CAMBIARON EL USO NATURAL POR EL QUE ES CONTRA NATURALEZA, y de igual modo tambien los hombres, DEJANDO EL USO NATURAL DE LA MUJER, SE ENCENDIERON EN SU LASCIVIA UNOS CON OTROS,
COMETIENDO HECHOS VERGONZOSOS HOMBRES CON HOMBRES, Y RECIBIENDO EN SI MISMOS LA RETRIBUCION DEBIDA A SU EXTRAVIO
Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios , Dios los entrego a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, ?ornicacion, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas enganos y malignidades, murmuradores detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios desleales, sin a?ecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido EL JUICIO DE DIOS, que los que practican tales cosas SON DIGNOS DE MUERTE, no solo las hacen, SINO QUE TAMBIEN SE COMPLACEN CON LOS QUE LA PRACTICAN
Puritano, prejuicioso y dogamtico el comentario anterior...
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