Occidente, dice una vieja fábula, ha recibido todos los dones menos uno, el don de la paz, cuya falta ha de causar heridas irreparables.
Lo repelente del asunto es que muchos aseguran que hay que hacer la guerra para asegurar la paz. Y no es verdad. La guerra siempre ha producido una cadena aciaga de destrucción.
Después de la derrota de los alemanes frente a las tropas de Napoleón, se desencadeno el militarismo alemán, que dio origen a la Primera Guerra Mundial.
El lodo de las trincheras germanas gesto un monstruo, llamado Adolfo Hitler, que años mas tarde, llevo a Alemania al abismo y al mundo a la Guerra Total. En treinta años murieron más de setenta millones de personas. El mundo quedo dividido. Cuando se unió, siguieron las guerras. Al igual que Hitler, sin ser declaradas y con pérdidas irreparables para ambos bandos, pero siempre en nombre de la paz y la seguridad.
La historia nos ha enseñado que las guerras se inician y acaban por intereses políticos y económicos. Pero también que los lideres nunca admiten derrotas y, por el contrario, se encierran en su círculo de asesores incondicionales hasta pierden contacto con la gente.
Durante la guerra de Vietnam, Lyndon Johnson en el ‘60 era inextricable. De igual manera Richard Nixon en el ‘70 y así mismo George H.W. Bush en los noventas. Tal parece que ahora le toca a su hijo.
El 30 de noviembre, en la Academia Naval de los Estados Unidos, el Comandante General de las Fuerzas Armadas de su país, George W. Bush, se reafirmo: “Jamás retrocederemos” y añadió, “no vamos a ceder. Y solo aceptaremos la victoria total en Irak”
Es seguro que mucha gente no le creyó. En la filas de su partido, por ejemplo, están nerviosos por las suerte que corran sus escaños en los comicios parlamentarios del próximo año. Lo cierto es que la bancada republicana saldría de Irak en un abrir y cerrar de ojos, si tuvieran que elegir entre la reelección y tener que salir a buscar trabajo.
Esta guerra, que le ha costado la vida a 2.100 americanos y decenas de miles de irakis, se inicio cínicamente, (ya sabemos que no tenía nada que ver con los ataques del 9/11) y se peleo ineficientemente, nunca se mandaron las tropas suficientes ni el equipo apropiado. Y seguramente la va a terminar gente que, no esta precisamente preocupada con los problemas del bienestar social de los soldados, o la seguridad de los Estados Unidos, sino por el calendario político.
Cuando el Presidente Bush dijo” No voy a aceptar nada menos que la victoria”, la definió de esta manera:
“La victoria vendrá cuando los terroristas y los sadamistas no sean mas una amenaza para la democracia de Irak. Cuando las fuerzas de seguridad irakis le puedan proveer la debida garantía a sus propios ciudadanos, y cuando Irak no sea un refugio para los terroristas que planean atacar los Estados Unidos”.
Ese fue uno de los temas de conversación en la Escuela Naval. La realidad, es muy diferente.
Los seis billones de dólares mensuales que cuesta mantener operativa la misión militar en Irak son insostenibles, como también lo es el apoyo político. Lo cierto es que hoy existe prácticamente un consenso virtual, que apunta a retirar las tropas norteamericanas de Irak el próximo año.
Mientras tanto las fuerzas de seguridad de Irak están mal equipadas, sin la debida oficialidad y severamente infiltrada por milicias privadas e insurgentes. En realidad parece un trabajo de principiantes.
Por ejemplo: el Presidente señalo que las fuerzas militares de Irak controlan las provincias del sur y el norte de Irak, particularmente la ciudad de Najaf. Pero lo cierto es que siempre fue así. Según, The New York Times, estas fuerzas son milicias que controlaron esta región después de la caída de Hussein. Únicamente que ahora visten el uniforme de las fuerzas de seguridad de Irak. En otras regiones las poderosas fuerzas de seguridad iraki, son el realidad milicias de truhanes que se rehúsan a dejar las armas; y, en muchos casos, se cambiaron de bando y atacaron a los americanos, como fue el caso de Moktada al-Sasr’s Mahdi Army.
Lo cierto es que una democracia al estilo americano en Irak no se vislumbra en el futuro. Aun cuando el Presidente nos pinte otra realidad. Entre otras razones, por las horrorosas evidencias de violaciones a los derechos humanos, por las fuerzas militares norteamericanas e irakis. Que incluyen secuestros, torturas y asesinatos que lejos de disminuir se están incrementando.
En resumen el panorama en Irak es muy malo y no muestra indicios de que esto cambie a corto plazo.
No parece que el Presidente acepte que estas cosas están pasando. Por el contrario el mantiene el mismo tema de conversación que antes: “Ha todos los que visten el uniforme” dijo” les hago esta promesa: América no sufrirá los embates de los coche bomba y los asesinatos mientras yo sea Comandante General de las Fuerzas Armadas”.
Puede que las tropas norteamericanas no salgan disparadas de Irak de la noche a la mañana, pero decenas de miles si saldrán de ahí gradualmente. El Presidente Bush pudo haberlo dicho esto en la academia naval asumiendo así una posición mas honesta con su país, pero en cambio opto por no hacerlo así.
El Presidente Bush detesta las comparaciones de Irak con Vietnam, pero después de la reunión en la academia naval, el fantasma de Richard Nixon, cuando hablaba de las conversaciones de paz en Paris; y Bush cuando se esmera en reflexionar sobre la constitución en Irak son muy parecidas. La diferencia es que Nixon admitió que la guerra de Vietnam iba mal y Bush no quiere hacerlo. Para el hay que seguir en la guerra para asegurar la paz. Como siempre.


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