26 de febrero de 2007

El Americano Quieto

Alberto Gonzales es, para muchos latinos en EE.UU., un modelo del sueño americano. La gran base de hispanos en este pais son por lo general conservadores y se identifican con los republicanos. Gracias al voto latino Bush gano la reeleccion. Gonzales en cierta froma representa a este sector de latinos conservadores adeptos a la llamada doctrina Bush y la derecha cristiana. Por eso rara vez lo critican.

Tambien los latinos se identifican con Gonzales prque empezo de abajo y termino codeandose con el Presidente de la Republilca. Un sueño hecho realidad. Por eso es frecuente ver en las oficinas de los empresarios latinos en EE.UU. sus fotos con el presidente Bush. La comunidad cubana en Miami esta incluso a la derecha de Bush. Para ellos Bush es, a veces, muy liberal.

Gonzales termino un capitulo de su exitosa carrera profesional convertido en el "alter ego" legal de Bush. Pero, tambien ahi comenzo otra vida a la sombra del poder y sus obsenidades.

Gonzales nació en un humilde hogar de inmigrantes mexicanos en San Antonio, Texas. Cuando fue preguntado si sus padres o abuelos fueron indocumentados el dice que no sabe. Su padre, Pablo, era un obrero de la construcción. Alberto y sus siete hermanos no supieron de comodidades y a duras penas accedieron a la escuela pública. Gonzales se graduó con excelentes notas y se enroló en la Fuerza Aérea. Como suelen hacerlo hasta ahora muchos latinos pobres para costearse una carrera profesional. Lamentablemente hoy terminan en Irak. Gonzales consiguió un puesto en la Academia para estudiar Ciencias Políticas y coronó su formación en la Escuela de Derecho en Harvard.

Inició su carrera politica en 1994, cuando fue nombrado asesor de Bush, por entonces gobernador de Texas. Bush supo que Gonzales era alguien en quien podía confiar cuando lo ayudó a eludir la obligación de actuar como jurado en el caso de un acusado de conducir borracho.

Bush, fue alcoholico y no quería declarar que él mismo había sido condenado por manejar ebrio en 1976. Poco después Gonzales fue secretario de Estado en Texas y, en 1999, juez de la Corte.
Una de las principales características de Gonzales, como secretario de Estado, fue que rara vez tuvieron suerte los pedidos de clemencia que los condenados a muerte le elevaban al gobernador Bush. Según las denuncias, Gonzales omitió referencias que podrían haber salvado a los presos, como informes de salud o sobre su capacidad mental. Gonzales se perfilaba como un tejano duro. Durante el mandato de Bush en Texas se usó la pena de muerte (hubo 152 casos) más que en ningún otro estado en la historia.

Gonzales fue acusado por la Unión Norteamericana para las Libertades Civiles y el Centro para Derechos Constitucionales, entre otros organismos, de interpretar las leyes para la conveniencia de Bush. Esa actitud se convertio en una dolorosa verdad cuando George W. llegó a la Casa Blanca.

En ese sentido, su obra cumbre fue un memorando secreto escrito en el 2002 donde que consideró que la Convención de Ginebra no funcionaba para los “enemigos combatientes”, en referencia a los militantes de Al Qaida y los talibanes de Afganistán. A partir de entonces, sólo se consideraría tortura si el dolor generado en los interrogatorios incluye “heridas que produzcan la muerte, la falla de un órgano o serios impedimentos de una función corporal”.

En las prisiones de Guantánamo y Abu Ghraib hubo vía libre para las golpizas, las humillaciones sexuales, amedrentar con perros rabiosos y demás lindezas consideradas “crueles e inhumanas” por la Cruz Roja Internacional. Gonzales se mostró como un teórico de la cuestión. Sostuvo que luego del 9/11, el mundo enfrentaba “un nuevo paradigma”, por lo que las protecciones civiles protegidas en Ginebra se habían convertido en “obsoletas”.

Bush lo ascendió hasta el más alto puesto jurídico: Attorney General el cual congrega bajo su mando el cargo de un ministro de Justicia y la procuraderia general. Para su ratificación en el puesto, Gonzales debió sortear un durísimo interrogatorio de la oposición demócrata que lo ametrallaron sobre la cuestión de las torturas, pero finalmente fue designado por la mayoría republicana.

Ese mismo día, en The New York Times apareció una anuncio firmado por varias ONG, entre ellas Amnistía Internacional. “Puede que ustedes no conozcan a Alberto Gonzales”, era el título colocado junto a su foto. “Pero estamos seguros de que reconocerán los resultados de su trabajo”, agregaban junto a una de las célebres imágenes de la cárcel de Abu Ghraib, aquella que mostraba un detenido iraquí escapuchado y obligado a mantener equilibrio sobre una caja con cables de electricidad conectados a sus manos.

Gonzales sobrevivio a todos los escandalos sobre las violaciones a los derechos humanos. Se muestra compasivo y quieto. Muy quieto. La prensa ultimamente cuestiona los sistematicos despidos de jueces en el area de inmigraciones, acusandolos de ineptitud y desconocimiento de la realidad migratoria en el pais. Recientemente viajo a Argentina para indagar personalmente sobre los avances en la investigacion de un ataque terrorista a una institucion judia, donde estaria involucrados funcionarios de la embajada de Iran en ese pais.

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